En las películas de ladrones de bancos, la parte más increíble suele ser cuando llegan, aparcan, escapan y consiguen llegar con total precisión cronométrica al punto de encuentro. Y aunque parezca otra cosa, es increíble no tanto por cómo huyen en trepidantes persecuciones de la policía sino porque los semáforos siempre se los encuentran en verde. Y cualquiera que halla vivido en una gran ciudad sabe que eso es sencillamente imposible.
De vuelta en el mundo real, una empresa llamada Nexar está trabajando en una tecnología que podría hacer creíble algo tan increíble. Y es que al igual que hacían los ladrones de bancos de ‘Ocean’s Eleven‘ es un invento que permite a los coches conocer al instante el estado de todos los semáforos de la ciudad, pudiendo en cierto modo predecir el estado de los semáforos antes de que el vehículo llegue a las intersecciones. Tan solo tiene que observar el estado actual, conocer los tiempos programados para los cambios y añadir el tiempo del desplazamiento.
Eso sí, a diferencia de la película, donde el hacker aprovechaba sus conocimientos para cambiar de rojo a verde los semáforos al paso del coche, aquí todo será legal: tan sólo hará falta planificar concienzudamente la ruta para aprovecharse de esa útil información.
La forma en la que los vehículos usan esta tecnología pasa por lo que técnicamente se conoce como “una llamada a una API” (Interfaz de Programación de Aplicaciones). Es algo que el software del sistema de rutas consulta cuando lo necesita: un intercambio de datos rápido de máquina-a-máquina que proporciona información al instante y en tiempo real.
Las aplicaciones y derivadas de esta tecnología son diversas: desde trazar una ruta con el menor número posible de interrupciones a ahorrar combustible, contaminar menos la ciudad y sobre todo mejorar la seguridad. Y es que si los coches tienen que realizar menos maniobras de parada y arranque tendrán menos accidentes. Algo que beneficia tanto a los propietarios de los vehículos como a los fabricantes de coches y –como añadido– también a las propias ciudades.
Foto | Bath Bus Station (CC) Daz Smith @ Flickr